Nuestro
destino se nos adjudica al nacer ... El texto de nuestro destino está
desde el principio escrito; lo único que podemos hacer, si somos
bastante osados, es transcribirlo con nuestra letra, es decir, aportar
la caligrafía que alguien nos enseñó.
Yo
de mí puedo jurar que jamás he elegido. Sólo lo secundario o lo
accesorio: una comida, un color, la manera de pasar una tarde. La
libertad no existe. Representamos un papel ya inventado y concreto al
que nunca añadimos nada que sorprenda esencialmente....
Esta escrito el destino: la dificultad reside en saberlo leer. ...
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