divendres, 31 de desembre del 2010

Trabajo, consumismo y nuevos pobres

Tres mots de plena actualitat aquests dies. En aquestes festes del consum al mateix temps es parla constantment de solidaritat amb els pobres i els exclosos per tal de netejar la nostra consciència, i com no de la falta de treball en un final d'any amb un índex d'aturats que no hi ha manera de que baixi.
En molts moments tenia que confirmar amb incredulitat la data de quan l'havia escrit, ja que en algunes de les seves afirmacions fa la impressió que està parlant de la crisi actual.




El consumisme es transforma en l'eix principal de les nostres vides en front del treball que deixa de ser important.

Abans cadascú era i es definia en funció del seu treball, ara es defineix i és segons el que consumeix. Hem passat de la societat del treball, a la societat del consum, per tant, no preocupa pas que ho hi hagi treball, sinó que hi hagi gent que pugui consumir. D'aquí que la solució de la crisi passi per més consum, per què els consumidors compleixin el seu deure de comprar i consumir més i més: “El crecimiento económico es la medida de que una sociedad funciona. Una sociedad de consumidores no depende tanto de una fuerza productiva sino del vigor de sus consumidores.”

Només ens cal observar el següent: “El trabajo ya no es el eje de la sociedad. Las altas cifras de paro no hacen bajar las bolsas siempre y cuando las empresas continuen con sus beneficios. Los despidos masivos de una empresa si aumentan sus ingresos implican una subida en las bolsas.”

En una sociedad de consumo la vida normal es la de los consumidores siempre preocupados por elegir entre la gran variedad de oportunidades que el mundo les ofrece. Los pobres son los que no tienen acceso a este mundo de consumo. No tienen una vida normal, son consumidores imperfectos y deficientes. No poder consumir implica aburrirse.
En el pasado industrial tenía sentido educar a los pobres para convertirlos en los obreros del mañana. Actualmente ha dejado de tener sentido en la sociedad de consumo donde no se necesita una fuerza de trabajo masiva. La obediencia queda garantizada por el deseo de acceder a los bienes de consumo.. Básicamente somos consumidores y sólo secundariamente somos productores. Para estar integrado hay que responder a la llamada del consumo compulsivo. Los pobres que no pueden consumir quedan al margen i se convierten en una molestia, son inútiles”

Les festes de Nadal són un bon exemple d'algunes de les afirmacions que fa Bauman en aquest llibre:“No se debe dar descanso a los consumidores. Es necesario exponerlos siempre a nuevas tentaciones manteniéndolos en un estado de ebulliciòn continua, de permanente excitación. El mercado de consumo seduce a los consumidores. Para hacerlo ha de contar con consumidores dispuestos a ser seducidos y con ganas de serlo. En una sociedad de consumo bien aceitada, los consumidores buscan activamente la seducción. Actuar de ese modo és una compulsión, una obligación impuesta, sin embargo esa obligación internalizada, esa imposibilidad de vivir su propia vida de cualquier otra forma posible se les presenta como un ejercicio de voluntad y de libertad.”
Només ens cal anar a alguna gran superfície o passejar pel centre d'alguna gran ciutat i observar el compres compulsives, els carros fins dalt, bosses plenes, ...




Estem en una societat perversa en si mateixa:”“Aumentar los impuestos” es un anatema en boca de los políticos y una maldición en los oídos de los votantes. Ha cambiado el signo de los tiempos. Los pobres que más necesitan de esos impuestos son minoría o no votan. El votante medio està bien asentado económicamente y por tanto, su deseo es tener más dinero para consumir y por tanto pagar menos impuestos y usar sus ingresos para pagarse un seguro particular que pueda protegerlos de posibles contingencias negativas. Además si sus ingresos son suficientes no necesita usar los servicios sociales, entonces porque razón querrá que aumenten los impuestos para proveer de estos servicios ? Si estos servicios que no va usar pierden calidad tampoco le importa ya que no los va a usar.
Además solicitar un beneficio social o ser usuario de los servicios sociales es aceptar el propio fracaso de no poder valerse por si mismo.”


Les fires de caritat en els mitjans de comunicació

"Las ferias de caridad organizadas por los medios de comunicación con los mensajes acerca de lugares donde ocurren grandes hambrunas en algunes regiones del mundo en momentos determinados con el mensaje subliminal de que los pobres son los culpables de su destino. Se muestra la noticia de tal manera que el único problema sea la falta de alimentos y por tanto, la tarea de ayudar se reduce a dotarles de alimentos. Se evitan imágenes en las que se muestre quienes o que son los responsables de estas hambrunas. Siempre las razones son gobiernos corruptos o catastrofes naturales. El mundo occidental no es el culpable.
Son imágenes que sólo buscan impactar en nuestra conciencia y al mismo tiempo tranquilizarla con las grandes campañas de ayuda. Esas imágenes siempre son de lugares lejanos. Nos rodeamos de un cinturón de seguridad en un mundo donde no suceden estas desgracias. Pocas veces nos informan de donde salen los armamentos utilitzados en esos lugares y quien hace negocio con  ellos.
Esas ferias de caridad son siempre de duración corta y calculada."

Els pobres i els exclosos

"La pobreza se presenta como inevitable y ya no se promete reducirla. Se arguye que la pobreza es  fruto de defectos personales.
Terminan exluidos los que alteran el orden, los que no se adecuan a la norma, pero en ambos casos los culpables son los propios excluidos. Los excluidos eligen su suerte. La exclusión como acto de justicia ante quien no se ciñe a las normas.. Privar a los excluidos de su libertad es importante para preservar el orden. Los pobres son uno de los colectivos excluidos.
Cada sociedad adoptó y adopta hacia sus pobres, una actitud ambivalente que le es característica: una mezcla incómoda de temor y repulsión, por un lado; y misericordia y compasión por el otro. Todos estos ingredientes resultan igualmente indispensables. Los primeros permiten tratar a los pobres con la dureza necesaria para garantizar la defensa del orden; los segundos destacan el lamentable destino de quienes caen debajo del estándar establecido, y sirven para empalidecer o hacer parecer insignificantes las penurias padecidas por quienes se esfuerzan en cumplir las normas. De este modo oblicuo e indirecto, se les encontró siempre a los pobres, a pesar de todo, una función útil en la defensa y la reproducción del orden social y en el esfuerzo por preservar la obediencia de la norma."


I aquest és el camí lamentable en el que estem

"En un mundo poblado de consumidores el estado benefactor carece de sentido. Los pobres no son necesarios y por tanto ya no es necesaria su protección social.
Cada consumidor expulsado del mercado lame su herida en soledad, o en el mejor de los casos, en compañía de su familia. Se quedan solos y se convierten en solitarios y no esperan ya recibir ninguna ayuda. A ser posible la sociedad consumista procurara echarlos fuera de su vista, ocultarlos. Los pobres se convertiran en sospechosos

A una sociedad de consumo le molesta cualquier restricción legal impuesta a la libertad de elección. Así se apoyan todas las medidas desregulatorias."